Fomentando el amor por la lectura
Muchas mamás me han preguntado ¿cómo hago para que mi hij@ lea o se interese en leer libros?. Acto seguido, les regreso la pregunta ¿cuánto lees tú? o ¿con qué frecuencia lees un libro por placer? La mayoría de las veces la respuesta es “yo no leo”, “no tengo tiempo” y las más sinceras responden “es que a mi no me gusta leer”.
Predicar con el ejemplo
Para que nos guste algo, debemos tener una conexión emocional con esa actividad. Por ello, si desde pequeños acostumbramos a nuestr@s hij@s a tener contacto con libros, los llevamos a librerías, les regalamos libros y compartimos con ellos la lectura de manera permanente, vamos a formar lectores.
Por el contrario, si en nuestra casa no hay libros y como adultos no demostramos interés en tenerlos, es muy difícil, por no decir imposible, que a los diez o doce años a es@ joven le surja, de manera espontánea, un amor imparable por leer.
Es muy cierto aquel dicho de predicar con el ejemplo. Aunque que tengamos una familia muy lectora y varios miembros de esta disfruten leyendo, puede que aún así a algún hijo o hija no le llame la atención leer. Por ello, es importante exponerlos desde pequeños al máximo contacto con los libros y la lectura.
Si ellos no son asiduos o no muestran interés por los libros por sí mismos, podemos hacer un acercamiento con lecturas cortas para niños o revistas especializadas en algún tema que les interese y poco a poco ir buscando más literatura de su gusto.
Emocionarse y largar carcajadas o soltar lágrimas provocadas por los protagonistas, son emociones que todos debiéramos poder disfrutar.
Volver a emocionarse
Hoy en día las bibliotecas ya no se usan tanto como antaño y existe acceso fácil a libros digitales. Sin embargo, los que amamos los libros impresos, seguimos sintiendo el mismo placer cada vez que tenemos un ejemplar nuevo en nuestras manos y nos sumergimos en sus páginas.
Tener el espacio para leer al aire libre en una hamaca o acostados toda la tarde con un libro, trasnochar porque no podemos dejar de leer, cerrar el libro y no terminarlo para que no se acabe, soltar carcajadas o lágrimas, son emociones que todos, incluidos nuestros hijos, debiéramos poder disfrutar.
Ya saben, si queremos que nuestros hijos hagan algo, cualquier cosa, debemos mostrarles como hacerlo y disfrutarlo.
Atentamente, Maestra Esencial.