Cuando equivocarte es lo mejor que te puede haber pasado
¡Ya lo tenía todo organizado! Durante una semana estuve preparándome para el curso. Había hecho espacio en mi agenda; organizado mis apuntes que debía llevar; lo que me pondría. Incluso, todos los días le recordaba a mi esposo la hora en punto que me fuera a buscar. Estaba lista y emocionada, pero no me esperaba la mala pasada que mi "déficit de atención" me jugaría.